miércoles, 2 de junio de 2010

Pueblo pequeño, infierno grande

Pueblo pequeño, infierno grande. Este refran popular en mi época de infancia, era utilizado para expresar el sufrimiento que implicaba vivir en un pueblo pequeño, donde casi todos eran conocidos y por tanto, cualquier cosa que hicieramos, en pocos minutos era conocido por todo el pueblo; pero también, implicaba un riesgo enorme y era el de los efectos de los falsos rumores: con mucha frecuencia ocurría que sin saber de donde, surgía un rumor sobre alguien, que se iba propagando de boca en boca como fuego en un pastizal y no en pocas oportunidades terminaba ese rumor creando enfrentamientos entre personas y familias, que llegaban hasta generar enemistades a muerte, porque el afectado no dudaba también en responsabilizar a aquel de quien consideraba, que lo detestaba de tal manera, que era la única persona capaz de elaborar un comentario que dañara su reputación y siempre tuve la impresión de que los verdaderos responsables de los rumores se divertían viendo el poder de destrucción de sus palabras. Era un juego que aprendían desde pequeños, viendo cómo los mayores del grupo de amigos, se divertían llevando y trayendo mensajes ("fulano me dijo de tí esto...") que eran falsos, con el único placer de indisponerlos hasta el punto de ponerlos a pelear a los puños y así tener un entretenimiento gratis para él, pero costoso para las víctimas de tan macabro juego.
Durante mucho tiempo pensé que esa época ya había pasado, porque al crecer estos pueblos y convertirse en ciudades, el antiguo deporte de jugar con la reputación de los demás había perdido su importancia y eso me alegraba mucho, porque pensaba que estabamos entrando en una etapa de la civilización mas avanzada, pero lamentablemente he estado muy equivocado, porque lo que ha ocurrido es que esos mismos demonios que armaban peleas entre los pre-adolescentes, que generaban enemistades entre los adultos y que generaban guerras entre las familias, separaciones de parejas, disoluciones de matrimonios, siguen vivos y con mayor fuerza, porque ahora están tecnificados.
Con el auge de internet, ahora se habla de la aldea global y al observar lo que ocurre en este medio de internet, me doy cuenta que el término aldea, es lo mas apropiado, porque una aldea es un pueblo pequeño y el refrán sigue vigente, con la diferencia que ahora ya no hablamos de un pueblo pequeño, sino de una aldea global que es un infierno global. Ahora sabemos lo que ocurre en cualquier lugar del mundo en cuestión de segundos, gracias a los que andan en internet como los vagos de los pueblos de antaño, escuchando al pie de las ventanas, asomándose por las rendijas de las puertas y metiendo las narices en todo lugar, para luego decorar la información recibida, agregándole los elementos que conviertan esa información en un objeto morboso de placer en la boca de todo aquel que la repite como quien recita una poesía o canta una canción que lo lleva al éxtasis. Pero también hay quienes se han dado cuenta del poder de las palabras que se transmiten por internet y generan rumores que producen enfrentamientos entre personas, desprestigio de instituciones y de empresas y hasta el peligro de crear situaciones de pánico en grupos sociales y quiebras de empresas. Lo triste de todo esto es ver cómo personas adultas, a las que consideramos maduras, se dejan convertir en instrumentos de esos demonios de la aldea global, para convertirla en un infierno grande y tan pronto reciben esos mensajes cargados de veneno, se apresuran a reenviarlos a toda su lista de contactos, sin detenerse a reflexionar si lo que acaba de recibir es o no cierto; a estas personas yo les recomendaría tener en cuenta esa historia de los tres filtros que copio a continuación:

Un discípulo llegó muy agitado a la casa de Sócrates y empezó a hablar de esta manera:
- “¡Maestro! Quiero contarte cómo un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia...”
Sócrates lo interrumpió diciendo: -“¡Espera! ¿Ya hiciste pasar a través de los Tres Filtros lo que me vas a decir?
-“¿Los Tres Filtros...?”
-“Sí” - replicó Sócrates. El primer filtro es la VERDAD. –“¿Ya examinaste cuidadosamente si lo que me quieres decir es verdadero en todos sus puntos?”
-“No... lo oí decir a unos vecinos...”
-“Pero al menos lo habrás hecho pasar por el segundo Filtro, que es la BONDAD: ¿Lo que me quieres decir es por lo menos bueno?”
-“No, en realidad no... al contrario...”
-“¡Ah!” - interrumpió Sócrates.- “Entonces vamos a la último Filtro. ¿Es NECESARIO que me cuentes eso?”
- “Para ser sincero, no.... Necesario no es.”
- “Entonces -sonrió el sabio- Si no es verdadero, ni bueno, ni necesario... sepultémoslo en el olvido...”
¿Tienes algo que decir a otra persona?. Recuerda pasarlo por la VERDAD, la BONDAD y la NECESIDAD antes de decirlo.

Lamentablemente internet se ha convertido en la plaza de esa aldea global, donde los rumores pasan de boca en boca y unos a otros dicen con esa seguridad: "es cierto, porque lo leí en internet". Ojalá que todos aplicáramos los tres filtros a todo lo que recibimos, antes de reenviarlo a nuestra lista de contactos; solo así, podriamos exorcisar esos demonios que nos llenan los buzones de basura indeseable y mal oliente.

8 comentarios:

  1. Una prueba de lo dicho en este blog es lo que ha ocurrido con un mensaje que lleva mas de una decada circulando por internet sobre el racismo de Tommy Hilfiger y para eso les recomiendo ver este video: http://actualidadyanalisis.blogspot.com/2010/05/tommy-hilfiger-y-la-discriminacion.html
    Otra situación similar es lo que ocurre con los almacenes Exito que le han hecho mucho daño, sobre todo a ls instituciones de caridad que reciben los dineros de los vueltos donados.

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  2. Muy buen artículo.
    (Para la fe de erratas: exorcizar).

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  3. Maravilloso articulo, muy real, muy vigente, el ser humano tiene un poder en la lengua que suele usar para dañar a los demás.

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  4. Vivir en un pueblo es un infierno y no por el pueblo si no por la gente no aguanto estoy en total depresión por vivir aquí siento soledad y todos te juzgan todos si no te has casado que si no tienes hijos y bla bla bla

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